¡Nayib Bukele, debatí!

descripción de la imagen

Por

16 January 2019

Por segunda vez consecutiva, Nayib Bukele rehusó debatir con sus adversarios políticos y le faltó nuevamente el respeto a la población salvadoreña. Un candidato que aspira a un cargo de elección popular al no debatir irrespeta el sistema democrático del país, demuestra incapacidad, miedo y se burla de la población que busca gobernar.

Los debates fortalecen la democracia e involucran al ciudadano de forma pasiva a participar en ellos, mediante la televisión, radio y redes sociales. Luego estos pasan a ser participantes activos y decisivos el día de las elecciones. Con ello todo el engranaje de los sistemas libres y democráticos se desarrolla de forma óptima. Si buscamos convertirnos en un país de Primer Mundo nuestros políticos indudablemente también deben serlo, demostrando su capacidad intelectual y de consenso. Solamente en debates políticos ante la población podemos identificar estas características.

Es preocupante cómo un político joven como Nayib Bukele pretende emular alegóricamente la historieta de Peter Pan y sus Niños Perdidos; muchos de sus seguidores son tan desubicados que ¡hasta los expulsarían del País de Nunca Jamás! Si busca hacer la diferencia y sobresalir por encima de sus adversarios políticos créanme que Bukele lo está haciendo. Pero con un ridículo a gran escala.

La población quiere nuevas opciones en política, pero no a alguien que pasa azuzando a las masas, exacerbando el rencor, la agresividad y el odio entre salvadoreños. Suficiente tuvimos con la fatídica guerra de antaño en la que murieron miles de compatriotas, para tener nuevamente una división en un país sumamente pequeño sometido por la delincuencia, la cual expulsa a miles de personas hacia un éxodo migratorio.

Si no puede ni enfrentar a sus adversarios políticos, mucho menos podrá lidiar con este flagelo de grandes dimensiones que se fortalece a diario. La comodidad de su sofá para transmitir por Facebook Live no bastará para recuperar la economía de un país como el nuestro que en el presente es del 2.2 % siendo los últimos de Centroamérica. Transmitir desde su hogar es fácil, nadie lo increpa, no lo hacen enojar, lo cual era evidente en las pocas entrevistas a las que asistió. Controla todo y que nada escape a su limitada capacidad académica, porque respondería con el hígado y eso cualquiera lo hace.

En diciembre Bukele dijo: “El 4, 5 y 6 de enero vamos a poner 111 puntos, de Ahuachapán a La Unión, diseminados por todo El Salvador para que nos vayamos a inscribir todos para ser defensores de los votos el día de las elecciones y si en tres días logramos 20,000 firmas para constituir Nuevas Ideas como partido político, en tres días vamos a tener 200,000 defensores de los votos para el día de las elecciones”.

Las sedes de las que habló y que se convertirían en esos cuarteles de defensa del voto donde una legión de simpatizantes que lo adulan demencialmente podrían inscribirse, tuvieron una desolación impactante. La burbuja mediática de su supuesto apoyo se fulminó ese fracasado fin de semana. Vendedores de minutas de los alrededores tenían más personas haciendo fila que los canopys celestes del partido GANA.

Meses atrás Bukele retó al candidato de ARENA, Carlos Calleja, a debatir. Ha dejado ir dos grandes oportunidades, esas que tanto exigía, para humillar y aplastar a Carlos Calleja con “sus brillantes nuevas ideas”. Pero nos quedamos perplejos… impávidos ante su colosal cobardía. No me queda más que recomendarle a Bukele que deje la comodidad de su sofá porque todos los que poseemos criterio exigimos: ¡Nayib Bukele, debatí, en el nombre de El Salvador!

Analista político

@LuisSaxum