Estimada diputada: Puede ser un gesto noble que usted trate de defender a un amigo, a quien todos los demás han abandonado, como es el caso con Mauricio Funes. O puede ser el intento vano de tapar el sol con un dedo. “No hay ninguna prueba que incrimine que el expresidente Funes se enriqueció con fondos públicos,” dijo usted. Y saca la conclusión atrevida que el proceso que se sigue en contra de Funes “no es más que una forma de persecución política orquestada”. Incluso en el caso hipotético que usted tuviera razón, que “Funes no tomó dinero de las arcas del Estado para beneficio propio y de su familia”, su conclusión es engañosa. Hay distintas formas de enriquecimiento ilícito, y no todas significan que se haya robado al arca pública como lo hizo Toni Saca. Las ‘donaciones’ que Mauricio Funes recibió de Nico Salume y Odebrecht (por conducto de Lula y su representante en El Salvador, Vanda Pignato) no provienen del arca pública, pero igual constituyen enriquecimiento ilícito. Tampoco el enriquecimiento ilícito es la única manera que un presidente puede cometer delitos de corrupción. Asumamos generosamente que no fuera cierto (o que no se pudiera comprobar) que una porción de los más de 100 millones de dólares que la CEL hizo a ASTALDI (por órdenes del entonces presidente Funes, pagando obras no realizadas en El Chaparral) se haya reciclado a cuentas de Funes, pasando por diferentes cuentas en Panamá. Incluso bajo esta hipótesis quedaría fuera de duda que Funes causó un enorme daño al Estado y sus finanzas. Quedaría también fuera de duda que cometió delitos. Con su experiencia usted debería saber que siempre el ‘daño colateral’ de la corrupción es mucho más alto que los montos que malos funcionarios roban al Estado. Hablando del primer mandatario de su partido, el ‘daño colateral’ que causó al país con sus decisiones corruptas en los casos CEL-ENEL y El Chaparral es infinitamente más grande que un par de millones que puede haberse apropiado. Es un daño a la eficiencia y sostenibilidad de nuestro sistema de generación eléctrica, desfinanciando a instituciones estatales como CEL y LaGeo. Este daño lo pagamos todos los meses los consumidores y las empresas productoras con tarifas altas de energía. Si sumamos el daño que las decisiones corruptas de Funes y sus operadores en CEL y CEPA causaron a la confianza de los inversionistas, realmente los lujos que estos hombres se dan como resultado de enriquecimiento ilícito parecen de poca monta. Incluso si usted tuviera razón en afirmar que Funes no robó fondos del Estado, su intento de tapar el sol con un dedo ciertamente no es la noble defensa de un hombre que se ha quedado sin amigos. Tu amigo Paolo Lüers
Carta a doña Norma Guevara: No trate de tapar el sol con un dedo
17 April 2017