Los troles y seguidores de Bukele (Primera parte)

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16 January 2019

Desde que finalizó mi período como Vicepresidente de la República, en 2004, decidí regresar a mi actividad profesional como abogado, profesor universitario y empresario de café, alejado de toda actividad política. Como siempre lo afirmé, fui político de ocasión y no de vocación, por haber decidido dedicar cinco años de mi vida al servicio público, en beneficio del país y de los salvadoreños. Ahora debo romper ese silencio político, expresando estos comentarios a raíz de la reciente experiencia que comento a continuación.

En septiembre de 2010 incursioné en redes sociales en Twitter con el propósito de compartir información y expresar opiniones y comentarios en general, haciendo uso de mi libertad de difusión del pensamiento. He alcanzado más de 10 mil seguidores en Twitter, de los cuales hay un promedio de 3 mil seguidores que interaccionan con mis mensajes.

Recientemente, a raíz de algunos mensajes que cuestionaban la candidatura de Carlos Calleja por afirmar, erróneamente, que la sociedad Calleja S.A. de C.V. era concesionaria del Estado, aclaré en un tuit que, como Secretario de Junta Directiva de dicha sociedad, podía dar fe de que el candidato Calleja no era ni miembro de la Junta Directiva ni accionista de la misma. Lo afirmado es información pública que consta en el Registro de Comercio, Ministerio de Hacienda y otras oficinas gubernamentales. Agregué que, por razones éticas, el candidato Calleja había renunciado a sus cargos ejecutivos en Calleja S.A. de C.V., para dedicarse a la política y al servicio público.

Lo que menos imaginé es que fanáticos, extremistas y tendenciosos seguidores del candidato Nayib Bukele, miles de ellos con cuentas fantasmas de Twitter llamados “troles”, comenzarían a distorsionar la información anterior, para desprestigiar y difamar a su opositor Calleja, acusándolo e injuriándolo como persona y como candidato; pero además, estos usuarios y sus troles comenzaron a atacarme a través de sus mensajes en Twitter, con insultos de todo tipo, desde ultrajar a mi santa y recordada madre hasta calificarme de explotador, ladrón, corrupto, estafador, dinosaurio y muchos otros calificativos peyorativos.

Con lo sucedido he comprobado el modus operandi de los seguidores de Bukele, de esta “nueva forma de hacer política”, donde por cierto se ubican muchos de “los mismos de siempre”, quienes han vivido de la política, que nunca han hecho nada productivo en su vida más que aprovecharse del erario, que jamás han creado fuentes de trabajo, sino que han sido meros lacayos, liendres y sabandijas de la política nacional. Vestidos de Caperucita Roja, ahora pretenden manipular la opinión de aquella población confusa, confundida y defraudada por los políticos. Solo me recuerdan de aquel célebre personaje de Roma, capaz de todo para alcanzar el poder, Lucio Sergio Catilina, a quien Cicerón previno en sus discursos ante el Senado romano con su célebre frase “¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?”.

Como verdaderos discípulos de Catilina, algunos de estos personajes distorsionaron el sentido de mi mensaje, inventando falsedades e insultos contra el candidato Calleja y mi persona; sus envenenados mensajes de Twitter fueron a su vez retuiteados; algunos fueron también comentados por sus aparentes seguidores, que nuevamente fueron retuiteados, convirtiéndose en un verdadero ejército de troles y alienados fanáticos, que lograron viralizar los mensajes falseados para manipular la opinión pública, pues al final se convirtieron en noticias de los periódicos digitales pro-Bukele.

Solo para una idea de la magnitud de insultos, a las 24 horas de haber enviado mi mensaje, éste había recibido más de 40 mil impresiones e interacciones; entraban en mi cuenta entre 40, 50 y 60 mensajes difamatorios por minuto; después de tres días la actividad de los troles mermó, habiendo alcanzado hasta entones, más de 90 mil impresiones e interacciones. Debo reconocer que, dentro de ese número, se encuentran muchos usuarios que me siguen porque me conocen, y otros que valientemente se enfrentaron a los troles, a costa de recibir todos ellos, como respuesta, una marejada de insultos de los mismos.

Tengo la íntima convicción que viralizar los mensajes difamatorios contra Calleja y mi persona fue parte de una estrategia planificada por los operadores políticos de la campaña de Bukele, como una cortina de humo que permitiera ocultar el daño que estaba causando a su candidato su ausencia a los debates confirmados.

Después de esta experiencia sufrida, deseo hacer un llamado a la cordura, que indicaré en la próxima entrega, gracias a la oportunidad que me brinda El Diario de Hoy.

Exvicepresidente de la República