Diplomacia china: no hay cena gratis

descripción de la imagen

Por

14 January 2019

Durante los últimos años China ha aumentado sus inversiones en América Latina, ha promovido la concesión de créditos a varios países, así como consolidado la cooperación militar a través de la venta de armas y la instalación de bases. Es el caso de la base militar en la Patagonia argentina, desde donde aspira a llegar al lado oculto de la Luna. Esta ascendente influencia, con un creciente peso diplomático importante en la región, no es vista con buenos ojos por Estados Unidos, que decidió declarar 2018 como “el año de las Américas”, a pesar de la desconexión de Donald Trump con los países latinoamericanos.

Existe más de una manera de perder soberanía en este mundo globalizado. Puede darse ante países que llegan con regalos o préstamos, como una clara referencia al gigante asiático, que en los últimos años ha multiplicado su inversión en Latinoamérica. Desde 2005, China ha otorgado aproximadamente US$86 mil millones en compromisos de préstamos con América Latina. El monto de estos es mayor que los otorgados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Exportación e Importación de los Estados Unidos, durante el mismo periodo.

Por el momento la influencia china ha tenido un impacto cero a nivel estratégico. El principal objetivo es fortalecer las relaciones de su país con sus socios en el hemisferio occidental, lo que en el terreno militar significa: alianzas; la principal, con Brasil. El gobierno brasileño firmó un acuerdo para permitirle el uso de la base de lanzamientos Alcántara, en Maranhão. A la fecha los chinos han usado la base de la Patagonia Argentina.

Para nadie es un secreto que a Estados Unidos no le gustó para nada la decisión del Gobierno de El Salvador de romper lazos diplomáticos con Taipéi (China Continental considera a Taiwán una provincia rebelde), para establecerlos con Pekín. Es tal el disgusto que Washington ha expresado públicamente que examinará sus relaciones con El Salvador. Estados Unidos está “profundamente decepcionado” con la ruptura de relaciones entre Taiwán y El Salvador, dijo Brent Christensen, el nuevo director del Instituto Estadounidense en Taiwán, en una reunión con la presidente taiwanesa Tsai Ing-wen.

Taiwán y China se han enredado durante años en una competencia diplomática en los países en desarrollo. El apoyo económico y otras ayudas se han utilizado en varias oportunidades como moneda de cambio para el reconocimiento diplomático. La receptividad de El Salvador a la aparente injerencia de China en la política interna en el Hemisferio Occidental ha causado tensión y preocupación a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, país en el cual viven millones de ciudadanos salvadoreños.

Algunos analistas interpretan la ruptura de El Salvador con Taiwán como una bofetada indirecta a la Administración Trump; y además, una advertencia contra nuevas aperturas amistosas.

Solo nueve países de América, entre ellos Paraguay, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Haití, mantienen lazos diplomáticos con Taiwán. Pero es de considerar que aunque la mayoría de los países ha establecido relaciones formales con Pekín, Taipéi todavía mantiene vínculos con algunos países poderosos. Su aliado no oficial más importante es Estados Unidos, principal proveedor de armas de Taiwán, a pesar del reconocimiento diplomático a Pekín, desde 1979.

China no invierte sin esperar algo a cambio y debemos estar conscientes de eso. No hay cena gratis en esto y, sin duda, vamos a tener presiones por parte de ellos tarde o temprano. Otros países han recibido su ayuda en temas de infraestructura, pero es importante saber que esa infraestructura viene con un costo. Primero les ayudan y luego los presionan para que voten a favor de sus intereses en Naciones Unidas.

Exministro de Economía