Ideas para el próximo gobierno: del pulgarcito a un David

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07 January 2019

El Salvador es un país pequeño, pero, como ilustra la historia de David y Goliat, el tamaño no determina las capacidades ni debería cerrarnos a adoptar una postura de mayor liderazgo. En el área del comercio internacional podemos, precisamente, adoptar un papel de mayor protagonismo.

Nuestra contribución al comercio mundial es pequeña. Estamos ubicados en la posición 99 en términos de nuestras exportaciones. Y desde hace más de veinte años nuestra política económica se ha caracterizado por aprovechar esa posición de relativa desventaja para tratar de lograr concesiones adicionales en las negociaciones comerciales con terceros mercados. O al menos esa es la idea.

El tamaño del país ha dictado que, en foros económicos internacionales, El Salvador adopte un rol pasivo, en el cual se ha vuelto tomador de reglas y no hacedor de reglas, reforzando el aspecto negativo de ser un país pequeño: ser irrelevante. Esto ha resultado en El Salvador teniendo una participación marginal en el sistema multilateral de comercio. Sus intereses son representados, la mayor parte de veces, por otros países durante las rondas de consulta en las negociaciones. En este comportamiento subyace una idea que debe ser abandonada: molestar lo menos posible, para tratar de conseguir cooperación para el país.

Que El Salvador exija sus derechos, abogue por tener más nacionales en las Secretarías de los organismos internacionales de comercio y sea propositivo no reduce de ninguna forma los fondos de cooperación a los que el país tuviera acceso, por el contrario, envía las señales que los cooperantes están buscando en sus socios. En Ginebra, Costa Rica es un claro ejemplo de cómo un país pequeño puede ser un jugador grande en estos foros; no solo sus funcionarios y autoridades tienen amplia participación en los paneles de expertos y las discusiones, pero efectivamente promueven sus intereses al contribuir en las discusiones que dan forma al futuro de las organizaciones. Costa Rica se ha distanciado del síndrome que sufre buena parte de Latinoamérica y en especial El Salvador en estos foros: mendigar.

Otro ejemplo de distanciarse de los estereotipos de su continente es Nigeria. Durante las negociaciones sobre comercio electrónico en la Organización Mundial del Comercio, Nigeria se ha sumado al grupo de amigos del comercio electrónico para el desarrollo, del cual Costa Rica es parte, y está contribuyendo a formar la discusión que inevitablemente resultará en un acuerdo internacional. En el seno de este grupo Nigeria ha manifestado su interés de adherirse al tratado y de utilizar el comercio electrónico como una herramienta de desarrollo para sus ciudadanos. Esta participación le ha permitido a Nigeria asegurar fondos de cooperación para desarrollo de capacidades y poder estar listo para la adopción del tratado una vez este esté listo.

El próximo Gobierno de El Salvador debe aprovechar esta iniciativa en el seno de la OMC, sumarse al grupo de amigos del comercio electrónico para el desarrollo y empezar a implementar de forma unilateral las mejores prácticas que actualmente se están intercambiando en el grupo. Costa Rica hizo esto con el Acuerdo sobre Facilitación del comercio, y está beneficiando ya a su sector privado con la reducción de los costos asociados al comercio. El salvador puede apalancarse del comercio electrónico hacer de él una herramienta para el desarrollo que permita que los emprendedores y artesanos salvadoreños incursionar en mercados internacionales sin la necesidad de pasar utilizar intermediarios.

La política económica exterior de El Salvador no se ha manejado bien en el pasado, pero esto no es excusa para seguir errando. Ha llegado el tiempo de cambiar.

Licenciado en Economía y Negocios de la ESEN con Maestría en

Derecho Internacional y Economía de la Universidad de Berna

@jantgut