Desafío estratégico prioritario para la educación superior

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04 January 2019

Cada país tiene sus propias necesidades y desafíos en relación con la educación universitaria. Todo depende del grado de prioridad y la estrategia que los líderes de cada país le asignan a la educación, en particular a la educación superior o terciaria (definida como universidad). Desde el punto de vista de estrategia de dirección que es la que me compete, he escuchado a varios líderes que, al conversar con respecto a este tema, concentran sus miradas y las dirigen directamente a los estudiantes. Mi opinión es que están equivocados. Cuando se habla de educación superior, las necesidades y deseos de los estudiantes dependen de sus propios educadores. Los estudiantes tienden a avanzar tanto como su maestro ha avanzado o ha evolucionado en su desarrollo integral. Por eso es fundamental invertir en los catedráticos.

Hace 18 años se organizó una “Fuerza Especial para la Educación Superior en Países en Desarrollo”. Este grupo de expertos fue convocado por el Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Ellos publicaron el reporte: “Educación Superior en países en desarrollo: Peligro y promesa”. Dicho informe sacó a la luz que los sistemas de educación superior en los países pobres están en crisis, requieren un auxilio de emergencia, una inversión renovada, una reforma curricular y mejores estándares de regencia y administración. El informe también hizo recomendaciones en dos categorías principales: aumentar los recursos educativos, y mejorar la eficiencia con la que se utilizan los mismos. Los expertos exhortaron que se necesita una base de recursos más amplia y diversificada para:

1. Mejorar la infraestructura educativa, especialmente el acceso a computadoras e Internet, el equipo y los laboratorios científicos. En paralelo, se requiere mejorar la infraestructura educativa más tradicional, como bibliotecas, aulas, e instalaciones recreativas y culturales;

2. El diseño, prueba e implementación de nuevos planes de estudio y programas académicos, incluida la expansión o introducción del modelo de “educación general”;

3. El reclutamiento, retención, motivación y desarrollo a largo plazo de profesores bien capacitados;

4. Aumentar el acceso para las poblaciones desfavorecidas económica y socialmente; y

5. Realizar más y mejor instrucción científica e investigación (research), tanto básica como aplicada.

Desde mi punto de vista personal, de estas cinco recomendaciones la más prioritaria es la tercera porque sacude e integra a todas las demás: el desarrollo del capital humano de los catedráticos. La inversión en educadores es crítica para las generaciones futuras. Si necesitamos una fuerza laboral creativa, debemos tener educadores creativos. Si se requiere de una fuerza laboral innovadora, capaz de solucionar problemas de manera holística, se requiere de profesores innovadores, solucionadores de problemas con pensamiento crítico y holístico. Y así sucesivamente.

La mayoría de los más reconocidos tanques de pensamiento están haciendo campañas de concientización sobre la importancia del cambio de la fuerza laboral que se requerirá en el futuro. Por ejemplo, el Foro Económico Mundial ha enumerado su lista de las habilidades requeridas en la fuerza laboral para el año 2022: (1) Pensamiento analítico e innovación. (2) Estrategias de aprendizaje activo. (3) Creatividad, originalidad e iniciativa. (4) Diseño y programación tecnológica. (5) Pensamiento crítico y análisis. (6) Solución de problemas complejos. (7) Liderazgo e influencia social. (8) Inteligencia emocional. (9) Razonamiento, resolución de problemas e conceptualización de ideas. (10) Análisis y evaluación de sistemas.

Con base en dichos requerimientos, la prioridad de la educación universitaria debe ser el diseño y la creación de talento con dichas habilidades. Y con ese fin, lo primero que se debe hacer es educar a quien enseña con todas esas destrezas demandadas. En la medida de lo posible, los profesores universitarios necesitan re-entrenamiento y actualización del contenido, mejora del formato de sus cursos, metodologías de enseñanza, y profesar las 10 habilidades listadas por el Foro Económico Mundial. El desafío estratégico para nuestro país es instruir a los educadores. Si es posible con doctorados o niveles equivalentes de adiestramiento, que les estimulen la cultura de la investigación como empoderamiento para educar a las generaciones venideras.

CEO-Fundadora de

Eleonora Escalante Strategy

www.eleonoraescalantestrategy.wordpress.com