Hace unas semanas escribí un artículo llamado “La extraña agonía del FMLN”, en el que manifestaba mi extrañeza ante la desidia con la que la cúpula y las estructuras de ese partido estaban viendo como la cúpula de GANA se estaba apropiando de sus bases con el argumento de que solo ellos podían ganarle a ARENA. Más de un líder del FMLN me contestó que agonía era la de ARENA que, según ellos, estaba pasando por una decadencia similar o peor a la del FMLN como resultado de su divisionismo interno.
ARENA no está pasando por una agonía similar a la que el FMLN estaba mostrando en ese momento (ahora este partido está mostrando una fuerte revitalización, como si ya se ha dado cuenta de que sería tonto regalarle el poder a GANA, no solo en una elección sino permanentemente). Pero si parece haber un grupo dentro de ella que desea que ARENA pierda y que no pierde oportunidad de decirlo o insinuarlo porque Carlos Calleja “no es el mejor candidato que este partido podría presentar”. No es un grupo muy grande pero puede hacer un daño muy grande a las posibilidades de que ARENA gane, no por su número sino porque en su esfuerzo por quitar a Carlos Calleja la legitimidad que obtuvo en las primarias, por despecho y por razones puramente personalistas, apoya, contra toda la evidencia, las ideas que GANA y el FMLN tratan de infundir a la población. Es decir, con sus manifestaciones, ellos se convierten en un publicista más para estos partidos, con la extra credibilidad que su identificación como miembros de ARENA les da frente a la población. Su cuchillada puede ser letal no porque sea profunda, sino porque viene de atrás.
La gente se da tanta cuenta de lo que está pasando que ha interpretado que la idea principal detrás de este comportamiento es la ambición de lograr que ARENA pierda, para entonces culpar a Carlos Calleja y Mauricio Interiano por haberlas perdido, y tomarse el partido para tener la candidatura de dentro de cinco años.
Como pasa siempre con el despecho, los que toman esta posición no se dan cuenta de que las víctimas principales de lo que dicen y hacen son ellos mismos, porque la gente se pregunta: ¿Y si ARENA es tan mala, por qué ellos quieren tomar el control de ella? ¿Y, si ellos no están dispuestos a votar por Carlos Calleja, no quiere decir eso que ellos prefieren que gane Bukele? ¿Y si prefieren que gane Bukele porque así ellos se van a apropiar del partido, no dan con eso la razón a los que dicen que hay en ARENA gente que pone sus intereses y ambiciones personales por encima de los intereses del país? Por que si no fuera así, y trabajan contra ARENA, y apoyan vergonzantemente a Bukele, ¿no sería más honesto declararse de GANA de una vez?
Peor aún, ellos no parecen darse cuenta de que por despechos es que en Venezuela y Nicaragua una minoría bien organizada controla a las mayorías, que han caído víctimas precisamente porque han dejado que los personalismos los dividan. Tampoco parecen darse cuenta de que si estas elecciones se pierden, la lucha por la democracia se volverá cada vez más difícil porque los dos partidos en contra de ARENA son antidemocráticos, y están dispuestos a usar las turbas para deshacer la institucionalidad democrática del país.
Lo peor de todo es que ellos hacen esto en nombre de Javier Simán, que repetidas veces dijo antes de las primarias, y firmó un documento enfrente del pueblo entero, diciendo que aceptaría los resultados de las primarias y apoyaría al ganador, aun si no fuera él. Al comportarse sediciosamente con la campaña de ARENA, diciendo que no hay que votar por su candidato electo, este grupo deja muy mal a su líder —como una fuerza divisiva en un momento en el que necesitamos estar todos juntos. Es cierto que Javier Simán ha dicho que él se debe a los que lo apoyaron en las primarias, pero todos entendemos que su primera prioridad no está para estas personas, algunas de las cuales pueden querer manipularlo para ganar posiciones locales, sino con El Salvador. Sería bueno que él reafirmara su liderazgo confirmando públicamente esto.
Máster en Economía
Northwestern University