El año que finaliza deja muchas cicatrices y malos precedentes, a los que se suman el creciente deterioro de la economía nacional consecuencia de las erráticas medidas de los efemelenistas y la desconfianza que éstas han generado en el país.
El Gobierno no ha sido capaz de controlar la violencia pandillera, que ya se extiende por el Hemisferio Norte y que el Presidente Trump ha calificado de la más peligrosa en el globo.
A esto se suma la represión en Nicaragua, el colapso en todos los órdenes de la narcodictadura venezolana y la permanente agitación política que promueve el castrismo en todo el Hemisferio. En Nicaragua van más de 500 muertos por la represión orteguista.
La corrupción por ahora parece imparable, lo que llevó a Estados Unidos a suprimir las visas de muchos funcionarios salvadoreños, pese a lo cual el gobierno se niega a establecer una comisión especial contra la impunidad como en Guatemala (Cicies) que investigue y procese a los corruptos, que hacen alarde público de sus mal habidos patrimonios.
No obstante, Antonio Saca se convirtió en el primer expresidente salvadoreño condenado a diez años por corrupción junto a varios de sus excolaboradores. En Brasil, el expresidente Lula fue encarcelado por 12 años.
El partido en el Gobierno, el FMLN, continúa intentando coartar la libertad de expresión, ahora con una ley que pretende controlar los programas de TV y hasta los noticieros, lo usual en todos los despotismos.
No podemos dejar de mencionar el retiro de Los Cuatro Magníficos de la Sala de lo Constitucional tras cumplir su periodo en julio y el nombramiento de sus sustitutos, que tardó cuatro meses.
—El suceso más grave, que daña profundamente la economía y la imagen del país en el mundo, es el rompimiento de relaciones con China Nacionalista para establecerlas con China Continental a cambio de nada sustancial.
—El creciente desempleo y crisis en los países de la región ha provocado el éxodo en caravanas de muchos hacia el Norte, lo que se suma al drama de la xenofobia contra los latinos en Estados Unidos.
— El continuado descenso de la economía, que afecta seriamente el empleo y bienestar del país.
—El Salvador también ha sido sacudido por una serie de feminicidios, comenzando por el de la agente Carla Ayala en una sede policial y cuyo cuerpo estuvo desaparecido varios meses.
No todo ha sido gris en 2018
—Entre las buenas noticias está el nombramiento con el voto casi unánime de la Asamblea, de un nuevo Fiscal General, quien se espera que impulse la extradición de Funes y el enjuiciamiento de él y varios de sus exfuncionarios, todos acusados del saqueo de 351 millones de dólares durante el primer gobierno del FMLN (2009-2014).
También es importante destacar la canonización de San Monseñor Romero, el salvadoreño más universal.
El panorama electoral muestra un creciente apoyo por la Alianza por un Nuevo País, encabezada por ARENA, versus la violencia mostrada por turbas y partidarios de Bukele, incluso en la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Quiera Dios que El Salvador se ponga de pie nuevamente, que recupere su papel como una nación de trabajo, de optimismo, de hospitalidad y de respeto a la ley y, especialmente, a los principios morales, una nación libre de coexistencia pacifica entre todos.