Lecturas para fin de año

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26 December 2018

Las fiestas navideñas y el fin de año son un tiempo propicio para alimentar el espíritu. Es tan grande el torbellino de actividades que viene bien tomarse un espacio para la reflexión personal y buscar el silencio que tanta falta hace al ser humano. Ese ejercicio debe ir acompañado de la bibliografía adecuada que nos ayude a entender la razón de nuestra existencia.

Detengámonos por un instante y olvidémonos de la política y del agobio que nos causan los problemas económicos, la enfermedad de un familiar o la pérdida de un ser querido. Además un buen libro nos ayuda a realizar una mejor oración. “Orar es hablar con Dios”, decía un santo, y agregaba: “¿Pero de qué? De Él, de ti: de alegrías, tristezas y éxitos y fracasos y ambiciones nobles, preocupaciones diarias ¡flaquezas! En dos palabras: conocerle y conocerte, ¡tratarse!”.

En pleno siglo XXI podemos encontrar todo tipo de consideraciones escritas. Sin embargo, en materia de espiritualidad no podemos equivocarnos. Debemos ir a la fuente y, cuando convenga, buscar un autor reconocido que nos oriente correctamente. El Catecismo de la Iglesia Católica es materia segura. Ahí descubrimos los cimientos de nuestra fe y las respuestas a las grandes preguntas del hombre. Se desarrollan con rigor los fundamentos de los sacramentos, se explica la responsabilidad con la que debemos utilizar nuestra libertad, se señala nuestro rol en la sociedad y se desarrollan las principales ideas de la justicia social.

Por otra parte, el Espíritu Santo nos ha regalado grandes y santos pontífices que han escrito extraordinarias encíclicas y exhortaciones apostólicas. El Papa emérito, Benedicto XVI, publicó una trilogía sobre Jesús de Nazaret. El primero de los libros aborda la vida de Jesucristo desde el bautismo en el Jordán hasta la transfiguración (2007); el segundo va desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (2011); y el último se refiere a los relatos de la infancia de Jesús y es, en palabras de Joseph Ratzinger, “un pequeño vestíbulo de entrada a los dos volúmenes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret que le han precedido” (2012). Recientemente circula una edición completa, con los tres tomos, que se ha convertido en un clásico que seguramente ayudará a muchas personas “en su camino a Jesús y con Jesús”.

Las exhortaciones apostólicas del Papa Francisco son otro magnífico aporte de obligada lectura. “Gaudete et exsultate” (2018), sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo; “Amores laetitia” (2016), sobre el amor en la familia; y “Evangelii gaudium (2013), sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, son obras escritas con un lenguaje sencillo, sin complicados argumentos teológicos, aunque centradas fundamentalmente en la ciencia que trata de Dios.

Hay cientos de libros que pueden ser consultados. Por ahora agrego a Camino, Surco y Forja, así como a “Amigos de Dios” y “Es Cristo que pasa”, todos de San Josemaría Escrivá de Balaguer. También recomiendo “Entre el cielo y la tierra” y de “María a María”, ambos de la española María Vallejo–Nájera; “Ascética meditada”, de Salvador Canals, y varias biografías de santos por Louis de Wohl, quien magistralmente las ha recreado como novelas históricas. Si queremos recordar a San Juan Pablo II, la obra perfecta se llama “Una vida con Karol”, de Stanislao Dziwisz, secretario personal de Wojtyla desde 1996 hasta la muerte del Papa en 2005. Finalmente a los políticos, a los gobernantes y a quienes creen que el servicio público es una vocación maravillosa para contribuir al bien común, les invito a leer “La hora de Tomás Moro. Solo frente al poder”, de Peter Berglar, un relato que enaltece al escritor, erudito, mecenas, abogado, relator del Consejo de Estado, juez, canciller del reino, consejero de Enrique VIII, embajador y condenado a muerte por el mismo rey a quien sirvió con lealtad.

Todos los libros se encuentran en internet, son gratis y los que se venden son muy baratos.

Dejemos de tener “los sentidos despiertos y el alma dormida” y animémonos a formar nuestra conciencia y a influir positivamente en el ambiente en el que nos desempeñamos.

Doctor en derecho y politólogo