Ladran, pero no muerden

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26 December 2018

"Recuerdo que para ese momento me propuse sustraer otra cantidades mayores de dinero, pero no sabía cómo evitar que ese dinero fuera rastreado hacia este servidor o su origen...".

—Expresidente, ¿acepta usted haber cometido de manera dolosa el delito de lavado de dinero y activos que le atribuye la Fiscalía General de la República?

—“Sí, acepto”.

Así el expresidente Antonio Saca confesó cómo desvió dinero de las partidas reservadas de Casa Presidencial hacia sí mismo. Esta declaración fue hace apenas unos meses, el jueves 9 de agosto de 2018. En esos días la opinión pública estaba escandalizada. Finalmente se confirmaba la eterna sospecha: qué fácil es robar de las partidas presidenciales de gastos reservados.

Unas semanas después el gobierno presentaba a la Asamblea Legislativa el proyecto de Presupuesto General del Estado para el ejercicio 2019. En el rubro de Casa Presidencial se incluía la partida de Inteligencia del Estado; se le asignaban US$30,860,080. Y el artículo 14 del proyecto decía: “Por la naturaleza de las funciones y responsabilidades de carácter constitucional y legal, otorgadas al Organismo de Inteligencia del Estado, los recursos que le sean asignados dentro del Presupuesto General del Estado para el presente ejercicio fiscal, tendrán el carácter y naturaleza de reservados”.

Luego comenzó la negociación del proyecto del presupuesto en la Asamblea Legislativa. Mientras tanto, la campaña electoral se intensificaba. En febrero de 2019 es la elección presidencial, y en los días en que se publicaba la confesión del expresidente Saca y se presentaba el proyecto de presupuesto todos los candidatos presidenciales decían que la lucha contra la corrupción era una de sus principales banderas.

Llegó el 21 de diciembre de 2018. Era la última sesión plenaria de la Asamblea Legislativa. Ochenta y tres diputados votaron a favor del presupuesto. Ochenta y tres diputados autorizaron una partida de US$30,860,080 para Inteligencia del Estado. Ochenta y tres diputados autorizaron que en 2019 el presidente utilice esa millonaria cantidad de manera reservada. Todo ello sabiendo que apenas meses atrás el expresidente Saca nos había contado qué tan fácil es robar de ese tipo de partidas.

Ni en los días previos, ni el día de la plenaria, ni lo siguientes ninguno de los candidatos presidenciales dijo nada al respecto. Todos tienen expectativas de sentarse en el sillón presidencial a partir del 1 de junio de 2019. Todos sabemos que, si a esa fecha queda algo de esa partida de US$30.8 millones, el resto lo gastará el nuevo presidente… también a discreción.

Usted, mientras tanto, tiene la obligación de pagar sus impuestos en tiempo. Del dinero que a usted tanto le cuesta ganar, usted seguirá obligado a que una buena parte del mismo lo desvíe desde su familia hacia el Estado. Y usted sabe que ese sacrificio que se le obliga a hacer a usted y a su familia es para financiar, entre otras cosas, la partida de US$30.8 millones que el actual presidente y el próximo gastarán a discreción. Con la misma discreción con que lo hizo el expresidente Antonio Saca.

El escándalo que en agosto de 2018 provocó la confesión del expresidente Saca no ruborizó a los titulares del gobierno cuando presentaron un proyecto de presupuesto que otorgaría una millonaria cantidad para que el presidente lo gaste a discreción. No ruborizó a los ochenta y tres diputados al momento de aprobarlo. Ni ruborizó a los candidatos presidenciales para ver pasar todo ello en silencio mientras continuaban con sus discursos proselitistas contra la corrupción.

Al final, lo hacen porque pueden. Los contribuyentes y ciudadanos así lo permiten. Ladran, pero no muerden.

Abogado

@dolmedosanchez