Ni robar, ni mentir

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22 December 2018

Un prestigioso columnista a quien estimo mucho analizaba las dos frases usadas en la campaña presidencial. Los de NIGANA, con “Devuelvan lo robado”, y ARENA, que “Bukele miente”, pero que en el sentir popular es más efectivo el slogan de los golondrinos porque es más grave robar que mentir.

Siento no estar de acuerdo porque tanto robar como mentir son una transgresión a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios y se proscriben en todos los códigos éticos del mundo, hasta los no cristianos. Porque robar es “apropiarse de lo ajeno contra la voluntad de su dueño”, y mentir es “Decir lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. Inducir al error”. Ergo, Bukele engaña a todo un pueblo, a sabiendas.

La acusación de robar a funcionarios de ARENA es totalmente válida y la prueba es que dos presidentes acusados de este delito, uno ya dio cuenta de sus actos ante Dios, y el otro es un reo confeso que está en la cárcel. Pero los candidatos por Alianza por un Nuevo País son dos profesionales que jamás han manejado fondos públicos, que proceden de la sociedad civil, de la empresa privada y de la academia, por lo que no tienen por qué ser rechazados por acciones que no cometieron.

El caso de Nayib Bukele es diferente y mucho más grave, porque es él mismo el que sigue mintiendo. Se negó a asistir al debate de la UES aunque ya había aceptado la invitación, porque no podía llevar su tableta. Ha hecho salir a las turbas que lo siguen, contra el TSE alegando se fraguaba un fraude; siendo alcalde se enfrentó al Fiscal General que investigaba la acusación en su contra de dirigir al equipo de troles. Su turbia inscripción como candidato saltando de un partido a otro, alegando bloqueo de las autoridades, ignorando leyes y procesos que no permitía la inscripción de su partido, cuando a él le daba la gana. Su falsedad al postularse por GANA, pero pidiendo votar por NI, sin propuestas serias ni nuevas ideas, mientras por redes sociales insulta a los que no piensan como él.

Es del conocimiento público su desastrosa trayectoria en los municipios de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, ambos endeudados, con obras a medio hacer, todo pintado de celeste, pero calificando de exitosa su gestión. Su poco apego a la verdad, le ha llevado a fingir un acuerdo con una línea aérea alemana, para la construcción de un aeropuerto en la zona oriental, pronto desmentido. Acusó de fraude en el TSE sobre el color de su bandera, pero no asistió a la anunciada entrevista en CNN en español, pero el presentador Fernando del Rincón entrevistó al magistrado Argüello, que puso en evidencia el engaño del candidato.

No hay espacio para seguir comentando las mentiras y el estilo de quien pretende ser presidente de la República. No son hechos pasados de su partido o sus funcionarios los que han mentido: es él mismo que careciendo de la estatura necesaria tanto académica, moral y profesional, tiene que faltar a la verdad. ¿Habrá salvadoreños tan ingenuos que piensen en votar por alguien tan falso, mientras tenemos a Carlos y Carmen Aída con un pasado limpio, con capacidad y experiencia para llevar al país a un futuro mejor?

En la víspera de la celebración de la Navidad, los salvadoreños debemos pedir al Niño Jesús nacido en Belén y a su Madre Virgen que no permitan que la mentira triunfe y que nos concedan la paz y prosperidad que merecemos.

Maestra