Hay corrupción de todos

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21 December 2018

Hoy quería escribir un bonito mensaje de Navidad... pero se me atravesaron los “audios presidenciales” publicados por la Revista Factum. En ellos se puede escuchar a los expresidentes Funes y Saca conspirar contra el expresidente Flores; citando textualmente el reportaje: “Funes y Saca supieron, en 2013, de la existencia de un documento que comprometía a Flores con posibles ilícitos y decidieron obtenerlo a toda costa, no para favorecer a la justicia, sino para atacar al adversario”. Una trama de complot político digno de una serie de Netflix.

Lo que revelan esos audios es algo que ya sabíamos o que al menos sospechábamos: las instituciones de nuestro país han sido corrompidas durante décadas y el Órgano Ejecutivo ha sido utilizado para fines personales y no para servir plenamente a la población. Eso lo han hecho tanto gobiernos de ARENA como del FMLN; todos los gobiernos post-Acuerdos de Paz. Unos más y otros menos, pero hay que tener claro algo: corrupción es corrupción, venga de donde venga.

A pesar de lo anterior, es curioso y lamentable cómo los sesgos todavía se encuentran presentes en la ciudadanía y nublan el pensamiento racional, ya sea por prejuicios personales o por conveniencia política. En todos los lados del espectro político han sucedido hechos cuestionables relacionados con la corrupción, pero muchas veces se tiende a defender a quienes nos simpatizan, aunque hayan actuado mal; y se acusa a la hoguera al oponente, sin importar la gravedad del asunto.

Cada quien está en el derecho de sacar sus propias conclusiones del reporte periodístico. Para unos, lo más importante del reportaje de Factum es que Francisco Flores recibió dinero de Taiwán destinado para damnificados por el terremoto de 2001 y lo desvió a cuentas de su partido. Para otros lo más relevante es que GANA nació del brazo del expresidente Antonio Saca y financiado indebidamente con dinero público. Y para otros, que “el gobierno del cambio” cayó en lo que tanto criticaba. Lo cierto es que hay corrupción de todos lados.

En las últimas décadas se han utilizado los escasos recursos del Estado para sobornar, sufragar gastos de asuntos que nada tienen que ver con cuestiones públicas, disponer de instituciones estatales para intereses personales. Y los que hemos perdido con estas actuaciones de los funcionarios somos todos los ciudadanos; tenemos deplorables servicios de salud, educación y seguridad pública. La calidad de vida de todos los salvadoreños ha sido desmejorada por culpa de la corrupción.

Como sociedad debemos madurar y aprender a ver la viga incrustada en el ojo propio, no solo la paja que anda rondando los ojos ajenos. Es fácil ver la corrupción del equipo contrario, pero, para ser coherentes, deberíamos ser los primeros en poner el grito en el cielo por los malos actos de quienes nos simpatizan. Uno de los problemas que tenemos como país es que hemos normalizado la corrupción por sectores o de quienes nos caen bien, sin pensar que esto lo único que incentiva es a multiplicarla. La finalidad debería ser combatir la corrupción de todos.

Que la época navideña nos sirva para reflexionar sobre la sociedad que queremos; una que trabaja junta, sin importar la ideología política, para sacar adelante al país; o una que siempre viva en confrontación defendiendo intereses de los que nos simpatizan. Una sociedad que se desarrolle por el buen camino solo la vamos a lograr estableciendo acuerdos mínimos en que todos los sectores estemos de acuerdo. Uno de los asuntos en los que todos deberíamos concordar es que la corrupción no se tolera de ningún lado.

Postdata: Feliz Navidad y felices fiestas a todos los que se toman el tiempo de leer esta columna. Gracias.

Abogada