El autoritarismo ganó terreno a lo largo del mundo en 2018

En diferentes rincones del mundo, el desdén por la democracia ha crecido. Esto incluye a países con tradición institucional fuerte.

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El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, es el nuevo referente de las tendencias autoritaria y la retórica agresiva en la región. Foto EDH / Archivo

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20 December 2018

A pocos días de culminar el año, la periodista y experta en asuntos internacionales Frida Ghitis aterrizó en una sombría conclusión: “En casi cualquier medida 2018 ha sido un año desastroso para la democracia”.

En una columna de opinión publicada esta semana en el Washington Post, Ghitis explica que a lo largo del mundo, los principios democráticos se han visto afectados por una peligrosa ola de autoritarismo. Esta ola autoritaria se ve representada en mayor o menor medida en todos los continentes y ha afectado a países tradicionalmente represivos, pero también a sociedades que se podría pensar son tradicionalmente democráticas.

Finalmente, destaca el caso de Filipinas, donde su presidente, Rodrigo Duterte, sigue encabezando sangrientas persecuciones penales. Asimismo, ha amenazado con encarcelar periodistas y hasta ha hecho bromas sobre acoso sexual y violaciones.

En definitiva, estos líderes no solo causan profundos daños en el presente. Además, socavan la confianza en un sistema de frenos y contrapesos que es lento, pero justo. Esto tiene efectos futuros, pues la ciudadanía empieza a demandar soluciones inmediatistas a sus problemas usuales y estas demandas encuentran su oferta en este tipo de políticos.

En el mapa que encabeza esta nota se encuentran tres ejemplos importantes de progreso democrático: Perú, Armenia y Etiopía. Sin embargo, estas honrosas excepciones no marcan la pauta en un mundo donde el autoritarismo crece, sus pioneros son cada vez más aclamados y la democracia se debilita.

Sin embargo, estos tres países muestran una senda clara: que el fortalecimiento democrático parte por combatir la corrupción, robustecer las instituciones y respetar a la prensa independiente.