El país sin crimen organizado y pandillas

descripción de la imagen

Por

17 December 2018

La pregunta que más me han hecho durante los últimos tres meses es: ¿por qué los candidatos a la presidencia no hablan de las pandillas? Y sin darme tiempo a responder continúan más preguntas o comentarios. En lo particular es un tema que siempre he mantenido en escena desde varios enfoques: sus orígenes, que las pandillas criminales no nacieron en El Salvador, que fue un nicho adecuado sobre el cual deportados encontraron condiciones para incorporarlos a una causa en la que primero sembraron el odio entre salvadoreños para etiquetar que los de la otra pandilla eran sus enemigos; causas estructurales como marginación, exclusión, desigualdad, desintegración familiar, pero también cómo mutaron hacia verdaderas estructuras criminales nacional y transnacionales, pasando por modalidad de insurgencia criminal, para convertirse en un problema social. Sin dejar de mencionar su dimensión política que existe evidencia por lo menos desde el año 2008 cuando se dieron cuenta que tenían poder para influir.

El Presidente de los Estados Unidos de América, considerado el hombre más poderoso del mundo, no ha escapado de dedicarles 280 caracteres por la red social twitter y su minuto de fama, en particular a una de las estructuras criminales transnacionales.

La presente campaña presidencial 2019-2024 es completamente atípica en materia de seguridad pública, ciudadana y defensa. Solo dos candidatos han presentado esbozos de sus plataformas (Alianza por un Nuevo País y FMLN), dos partidos continúan sin presentarlas con únicamente cincuenta días para las elecciones.

En los cuatro candidatos a presidencia y vicepresidencia existe el factor común de no mencionar el crimen organizado y las pandillas. Parece que durante el presente año no existieran y se continúa ignorando que son los principales generadores de crimen, delitos y violencia en nuestro amado país. Hasta acá bien por los asesores y el marketing político, cuidar la imagen de los candidatos. El grave problema es que la población no lo desconoce, lo vive a diario como víctimas directas o por su familia, amigos, vecinos o compañeros de trabajo.

Es innegable que existe preocupación por que con un porcentaje importante entre miembros directos, indirectos, colaboradores, y todos aquellos cercanos a ellos que se benefician de su accionar criminal y delincuencial, pueden inclinar la balanza en las próximas elecciones, ya sea impidiendo que los ciudadanos asistan a las urnas o votando ellos por un candidato light, que enfoque su campaña a la corrupción, transparencia y democracia que enviar un mensaje claro y contundente sobre combate y represión de las expresiones delictivas. Los pocos mensajes son relacionados a prevención y reinserción que son llamativos y se alejan de la obligación constitucional de utilizar el poder coercitivo del Estado para garantizar derechos fundamentales a los salvadoreños como la seguridad, libertad de movilización, a la vida, a su libertad económica para emprender entre otros.

Con menos de dos meses para las elecciones, y el periodo de fin de año, es necesario hacer un giro en las campañas y exponer con claridad estos aspectos. Hasta el cierre de esta nota son 3,175 personas asesinadas, de las cuales 29 eran miembros de la PNC. Solo durante el presente año, las extorsiones son una de las deudas del Estado y liberar a los ciudadanos del control y accionar delincuencial en el territorio. No esperen un evento de indignación colectiva para posicionar el tema, las últimas semanas de enero, la posible segunda vuelta o menos ganar las elecciones para decirnos qué acciones concretas implementarán. El crimen organizado y pandillas existen, son reales y causan daño a la población y economía del país.

Experto en seguridad y criminología