Sistema educativo debe mejorar la certificación de competencias, según estudio

La Fundación para la Educación Superior (FES) considera que el mercado laboral necesita “información confiable” desde el bachillerato

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Foto EDH/ Archivo

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12 December 2018

Una mayor relación entre las capacidades técnicas y emocionales, y un cambio en las certificaciones de competencias que hoy entregan los centros educativos en educación básica y bachillerato, son fundamentales para que exista más conexión entre el mercado laboral y el entorno educativo, según un estudio de la Fundación para la Educación Superior (FES) y la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

Esto favorecerá la incursión de los jóvenes en diferentes empresas ya que la investigación concluye que en la actualidad el bachillerato solo se cursa para optar por educación superior y no otorga de herramientas para el primer empleo de la juventud.

Carolina Rovira, coordinadora de la FES, consideró que en la actualidad el sistema educativo es insuficiente en el desempeño de las mediciones y puso como ejemplo los títulos de educación básica y bachillerato como un reflejo de que no hay “información confiable” de las habilidades y aptitudes de la juventud.

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“El bachillerato no solo debe de servir como un título para dar un paso más hacia la universidad, la escuela pública debe acreditar la calidad de los aprendizajes cognitivos y emocionales de los estudiantes, es la única manera de que el mercado laboral conozca la oferta y como responde a la demanda”, explicó Rovira.

Según el estudio de FES y la ESEN, en promedio 27.2% de los jóvenes entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja, lo cual también demuestra que los jóvenes tienen más dificultad para entrar a los mercados laborales, aunque también hay un desajuste porque un sector de la juventud tiene más educación (en términos de años cursados) de la que requiere el sector en el que trabaja, mientras que hay otro grupo que tiene menos de la necesaria, lo cual genera una gran brecha, según Rovira.

“Este es un desajuste que está más marcado en jóvenes y mujeres del entorno rural o de zonas de alta vulnerabilidad social y se agrava más cuando vemos a muchos jóvenes que, a pesar de un buen nivel educativo, carecen de las habilidades blandas que requiere el mercado como buena comunicación, respeto, capacidad de trabajo en equipo y otros aspectos sociales”, detalló Rovira.

Por su parte el rector de la ESEN, Ricardo Poma, recordó que es fundamental preparar a la juventud para un mundo más cambiante y competitivo donde se combinen las habilidades técnicas con las sociales y emocionales.

“Aspiramos a que cada vez más jóvenes terminen sus estudios de bachillerato y tengan la opción de continuar formándose, a nivel técnico y universitario, para acceder a más y mejores oportunidades que aumenten su calidad de vida y la de sus familias, invertir en educación permite transitar de la pobreza y el subdesarrollo hacia otro de bienestar y prosperidad”, puntualizó Poma.

El documento también recomienda que la empresa privada debe de contribuir, desde una perspectiva de responsabilidad social, la reducción de la brecha laboral para los jóvenes, quienes siguen teniendo los más bajos niveles salariales para todos los niveles educativos adquiridos.

Hay que recordar que en El Salvador ingresan al mercado laboral niños y adolescentes que deberían estar realizando sus estudios, algo que según la investigación culmina en una deserción escolar y en un circulo vicioso donde los bajos salarios y los empleos de poca calidad son una constante que se debe erradicar.