Más que una Reina, Judith Ventura es modelo para los jóvenes

Ella no se apena de mostrar cómo da de comer a los cerdos o prepara las tortillas. Esto demuestra que todo trabajo es digno, siempre que se realice en el marco de las leyes y la honestidad.

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11 December 2018

La Reina del Carnaval de San Miguel, Judith Ventura, ha continuado encantando por su belleza, inteligencia y gracia a todo el país, por ser ejemplo de una feliz coincidencia de factores, por trabajar independientemente en lo suyo y ser modelo e inspiración para todas las jóvenes de El Salvador.

Esa feliz conjunción de factores demuestra que cuando una joven crece en el seno de una familia honesta y laboriosa, que estudia y se ocupa de sí misma, que cuida su salud y su cuerpo, florece espléndidamente, como hay muchas otras jóvenes en este suelo.

Se necesita un ambiente pacífico, esfuerzo personal, suerte, alegría...

La joven, que no solo tiene la belleza física sino también del alma, trabaja en el negocio de su familia en el cantón El Jalacatal, una granja porcina que sigue las reglas para ser exitosos. Mientras otros viajan y despilfarran lo que no es de ellos sino del Estado, andan pensando en cómo dañar a sus adversarios políticos y se avergüenzan de sus orígenes, Judith y los suyos cuidan a los animales, vigilan su salud, se ocupan de las condiciones donde crecen, los protegen de pestes y llegado el momento los venden.

Judith no se apena de mostrar cómo da de comer a los cerdos o prepara las tortillas.

Esto demuestra que todo trabajo es digno, siempre que se realice en el marco de las leyes y la honestidad, que cuide a su personal y se gane el afecto de vecinos, clientes y proveedores.

Los trabajadores, comerciantes, profesionales independientes no reciben las prestaciones del empleado formal, pero ellos prefieren su independencia a estar sujetos a las regulaciones del empleado público o privado.

Muchos se sienten felices de no depender de nadie, de ser sus propios jefes, de buscar para sí las mejores oportunidades. Pero siempre se depende de una buena familia, de una buena educación, de un ambiente seguro, de leyes que funcionen, de hijos y familiares que los protejan en caso que la desgracia les llegue.

El Salvador joven debe

crecer y desarrollarse

Es una tragedia que el saqueo, la incapacidad y la corrupción hayan destruido tanto de lo bueno, lo sólido y lo promisorio de este país, lo que obviamente resta oportunidades a tantos jóvenes, a los ninis que lo son por el deterioro del sistema educativo, por la violencia resultado de las treguas y los pactos electorales con las pandillas, por el socavamiento del orden de leyes.

Muchos jóvenes han dejado de estudiar debido a que sus padres, en su mayoría que trabajan, temen que sacarlos a escuelas y colegios es exponerlos a que sean secuestrados por las pandillas. Y al no tener educación, su futuro es incierto, muy gris.

Es tal el envilecimiento de las instituciones, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un organismo especializado de la Organización de Estados Americanos (OEA), está supervisando el proceso de la elección del nuevo Fiscal, para evitar que recaiga en un corrupto, lo que impide una lucha efectiva contra la delincuencia y la corrupción, entendiéndola como el manoseo de las instituciones. Solo hay que recordar que Funes, el primer presidente efemelenista, está acusado también de corromper al anterior Fiscal General.

Las buenas, honestas personas en esta nación anhelan que más y más jóvenes tengan la posibilidad de labrarse un buen futuro, como el ejemplo que ha dado la Reina del Carnaval de San Miguel. Esta buena gente no quiere que el país continúe en el curso hacia el desastre, sino que se revierta y que reconstruyamos lo que en una época fue El Salvador, el de los Japoneses de Centro-América, los laboriosos y honestos salvadoreños, hospitalarios y fuertes.